Añoranza

A veces llegan una cantidad de emociones melancólicas indescriptibles que nos pueden transmitir una simple imagen…  Pensar, ¿por qué es todo tan difícil ahora?, ¿por qué no puedo volver a ser pequeña y ser eternamente así?  Feliz con mis juegos sin preocupaciones, correr hasta que no me llegara el aliento, sentir el aire, la velocidad y la satisfacción de ganar una carrera… Viviendo en una burbuja que no se podía romper, inconsciente de todos los demás problemas. Pero una burbuja es demasiado pequeña y siempre queremos saber más, siempre nos pica esa curiosidad por saber cómo es no depender de nadie, la imitación a los adultos, esa independencia que les proporciona superioridad ante los demás.  Aquello que admirábamos poco a poco como si los adultos fueran superhéroes pero que cuando llegamos a esa misma etapa no lo disfrutamos como lo soñábamos antaño. Todo es tan diferente, lleno de responsabilidades, una vida en la que la diversión está limitada. Es evidente que nuestra vida está llena de límites que tenemos que saber cómo evitar  simplemente eligiendo otros caminos que lleven al mismo destino pero que no son los habituales y éste es la felicidad.